Publicado 29/10/2025 07:33

Antonio de la Torre y Bárbara Lennie, de buzos a narcos en 'Los tigres': "Hemos construido un mundo injusto y clasista"

- "La precariedad y el narcotráfico suelen estar bastante unidos", afirma el director Alberto Rodríguez

Antonio de la Torre y Bárbara Lennie, de buzos a narcos en 'Los tigres': "Hemos construido un mundo injusto y clasista"
Antonio de la Torre y Bárbara Lennie, de buzos a narcos en 'Los tigres': "Hemos construido un mundo injusto y clasista" - MOVISTAR PLUS+/JULIO VERGNE)

   MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Este viernes 31 de octubre llega a los cines 'Los tigres', el nuevo thriller de Alberto Rodríguez ('La isla mínima', 'Modelo 77') protagonizado por Antonio de la Torre ('La trinchera infinita') y Bárbara Lennie ('Contratiempo'). A través dos hermanos que se ganan la vida como buzos profesionales, la película aborda cuestiones como la precariedad y las tentaciones del dinero ilícito, la dignidad del trabajo invisible y el coste físico y mental de un oficio de alto riesgo.

   "La precariedad ha terminado machacando la moralidad de la gente, entonces funciona mucho la picardía, porque cuando la necesidad impera haces lo que sea por buscarte la vida", afirma De la Torre en una entrevista concedida a Europa Press en la que explica cómo su personaje, dispuesto a recurrir al narcotráfico para salir de una situación familiar límite, refleja que, si los márgenes económicos se estrechan, las fronteras morales se tensan: "Por todo esto me llevo la reflexión de que yo creo que el capitalismo tiene algo de corrupción moral".

   El intérprete ganador de dos premios Goya vincula esa idea al sistema "porque la medida en que genera bolsas de pobreza" obliga a personas en situaciones vulnerables a tomar decisiones discutibles. "Hay mucha gente haciendo contrabando en lugares donde el porcentaje de paro es del 20 o del 30 por ciento", señala. Rodríguez conecta esa línea con la promesa de una mejora rápida en la vida que hace el mundo criminal: "La precariedad y el narcotráfico suelen estar bastante unidos, hay de él que parece fácil, pero de pronto puede ser complicadísimo y terrorífico".

   Aunque el actor admite que estos atajos de dudosa moral "a veces son la única salida en lugares de necesidad", el cineasta considera que la inestabilidad también se agrava por elecciones personales y lo ejemplifica con el protagonista de 'Los tigres'. "Ha dilapidado el dinero que ha ganado buceando, no es capaz de tener una vida estable ni de relacionarse de una manera normal con los demás, entiende la vida como una aventura casi como un adolescente y eso es lo que le ha convertido en alguien que vive en una situación complicada", explica.

RIESGO EXTREMO

   En este punto, Rodríguez califica a su protagonista como "un ser medio anfibio", alguien que "debajo del agua toma siempre la decisión correcta y en la superficie es un auténtico desastre", mientras que Lennie pone el foco en la descompensada relación entre riesgo y retribución del oficio, algo que facilita el desequilibrio personal. "Es un oficio mal pagado, pero prácticamente cada vez que bajan al agua se juegan la vida. La película es un retrato de que hemos construido un mundo profundamente injusto y clasista", señala la ganadora del Goya por 'Magical Girl'.

   "El riesgo que hay dentro de la profesión es muy alto. A mí me han contado que un buzo pasó entero por un agujero de unos 10 centímetros porque se acercó demasiado al punto donde llega la presión del agua", recuerda el director sobre lo aprendido durante su investigación con profesionales del submarinismo de cara al rodaje. "Casi todos los buzos tienen una historia que contarte y un momento en el que han estado a punto de que les pase algo muy grave", apunta.

RETO FÍSICO Y MENTAL

   Trasladar esa realidad a la pantalla implicó rodajes en mar abierto, equipos voluminosos, protocolos estrictos y planificación al minuto, y todo ello supuso un impacto físico y emocional que alcanzó a intérpretes y equipo. De la Torre lo describe sin rodeos como "el rodaje más duro de nuestra carrera", mientras que Lennie desvela que "por ahora estamos un poquito traumados". "Podríamos haber terminado y habernos enamorado del buceo, pero no nos ha ocurrido, es decir, no hemos cogido este verano y nos hemos ido a bucear. A mí ni se me pasaba por la cabeza", reconoce.

   En un rodaje tan exigente en lo físico donde "solo el equipo de un buzo pesa entre 35 y 40 kilos" y "para ocho segundos de película me tiré una hora debajo del agua boca arriba", explica De la Torre, la fortaleza mental fue determinante para no sucumbir bajo el agua al terror y la ansiedad. "A mí me sirvió mucho la meditación y he trabajado mucho con la respiración. Si entras en pánico es un lugar muy difícil del que salir, porque cuanto más aire intentas coger debajo del agua menos aire te llega", explica.

   Los protagonistas coinciden en que ella gestionó mejor las exigencias mentales bajo el agua, mientras que él, aunque "al final lo consiguió", admite la dureza del proceso: "Hubo días que fueron complicados y en los que no me quería meter al agua. Sentía una ansiedad que me tenía caminando en una habitación como si fuera un recluso que la está liando parda". "Parecía un tigre enjaulado", amplía Lennie.

RODAJE SUBACUÁTICO

   En lo técnico, el director apunta que fue todo un desafío "encontrar un equilibrio" entre representar con fidelidad los procedimientos del buceo industrial y hacerlos legibles para el público. "Los equipos que usan son muy aparatosos y los buzos tienen un un protocolo extensísimo cada vez que se lanzan al agua, pero en la puesta en escena quedaba excesivamente largo, así que teníamos que reducirlo", recuerda.

   En unas grabaciones donde "ha habido que ir aprendiendo muchas cosas sobre la marcha y aplicarlas casi al día siguiente, porque no sabíamos cómo se hacía realmente", señala Rodríguez sobre la capacidad de adaptación e improvisación que requiere un rodaje submarino, la clave es dejar las dudas despejadas en la superficie. "Hay que tener muy claro fuera lo que vas a hacer. Dibujamos todo en un guion gráfico porque si todo el mundo sabe lo que tiene que hacer exactamente debajo del agua se gana más tiempo", dice. Pero una cosa es lo que el equipo planea, y "luego está lo que el mar decide", concluye el cineasta.

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