Publicado 12/11/2025 09:08

Para qué sirve poner un corcho en la nevera y por qué se recomienda

Para qué sirve poner un corcho en la nevera y por qué se recomienda
Para qué sirve poner un corcho en la nevera y por qué se recomienda - UNSPLASH

MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

El frigorífico es uno de los electrodomésticos que más utilizamos a diario y, con el tiempo, puede acumular humedad y olores procedentes de los alimentos. Quesos, embutidos, frutas o envases abiertos dejan un rastro que se adhiere a las paredes interiores y resulta difícil de eliminar incluso después de una limpieza a fondo.

Mantener un ambiente fresco dentro del aparato no solo mejora la sensación de limpieza, sino que también ayuda a conservar mejor los productos. En ese contexto, hay un truco doméstico que se ha popularizado en los últimos años por su sencillez y eficacia: colocar uno o varios corchos dentro de la nevera.

Este gesto, además de fácil, puede contribuir a absorber parte de la humedad y reducir los malos olores, logrando que los alimentos se mantengan frescos durante más tiempo. El corcho, por su naturaleza porosa y ligera, actúa como un pequeño filtro natural que capta parte de la humedad del aire y neutraliza los olores más intensos. Así, el interior del frigorífico se mantiene más seco, fresco y con un ambiente más equilibrado.

CÓMO HACERLO

Ponerlo en práctica es muy sencillo. Basta con distribuir uno o dos corchos -enteros o cortados en varios trozos- por las distintas zonas del frigorífico, especialmente en los estantes o cajones donde se guardan frutas, verduras y productos frescos. Desde el primer momento, el corcho empieza a actuar absorbiendo el exceso de humedad y reduciendo el impacto de los olores.

Eso sí, con el paso de los días su eficacia disminuye. Por eso se recomienda reemplazarlos o dejarlos secar al aire cada dos semanas para mantener su capacidad de absorción y evitar que acumulen humedad. Si se desea, puede añadirse una gota de aceite esencial de limón o naranja para potenciar el efecto de frescor.

Además de ser práctico y económico, este truco tiene un valor añadido: permite dar una segunda vida a los corchos de las botellas, evitando residuos y aprovechando un material natural, renovable y biodegradable.

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